Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. —El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
(el mundo) eduardo galeano
En pocas horas estaré en Colombia. En pocas horas caminaré nuevos rincones de latinoamérica. En pocas horas seguiré descubriendo fuegos distintos. Muchos fuegos. Espero que alumbren y quemen. Seguramente.
Espero poder mirar el fuego colombiano y encenderme. Espero poder, desde adentro y con respeto- acercarme a tal cultura.
No hay dos fuegos iguales... pero tampoco los debe haber tan distintos dentro de Nuestra América... o si? No lo se, todavía no lo se.
Lo que sí se es que Guevara no se equivocaba... debemos ser capaces de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo... esa es la cualidad más linda del revolucionario...
2 comentarios:
un fraternal saludo desde Colombia. muy bueno tu blog. espero que pases por mi espacio y lo conozcas. A cerca de la entrada, excelente. la llama en latinoamericana cada ves es mas grande y mas roja.
Hola! saludo recibido, se agradece. Yo creo que la llama es grande, que puede enrojecer más pero que nos falta mucho que trabajar y no podemos olvidarnos de eso.
Pasé por tus blog, ahí nos vamos a andar visitando entonces. Está bien bueno.
Gracias por prenderte. Te espero.
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