Son muchas las veces me siento dolida por las cosas que pasan en el mundo. Cuando leo libros o veo algunas películas que documentan acerca de la historia que me parió, también, quizás me siento un poco asqueada de lo que algunas personas fueron capaces de hacer. Y ni siquiera entiendo en ese momento, como es que pudieron.
Muchas mañanas me levanto y mientras ingiero los primeros bocados del día que pretendo que ingresen a mi cuerpo para darme energía, leo el diario. ¿Cuál? No se, son todos casi iguales. Total... es probable que sepa con qué me voy a encontrar cuando lea. Muertes, robos, armas, policía, justicia, víctimas, victimarios, hambre (no, hambre no... sólo insensibles deseos de matar), economía, pronóstico, horóscopo y sociales.
Muchas noches cuando voy a dormir estoy perpleja ante la caja boba mirando, mirando, mirando. Guardando a través de mis cansadas pupilas toda la información que pueda retener. Para estar informada. Pero tal vez, tal vez nunca lo piense y apague ese ruidoso aparato y cierre mis pupilas cansadas y me tome la pastilla que me otorga ese placer de viajar sin hacerlo, de irme estando, de dejar de pensar sin pensarlo. Pero tal vez, al día siguiente me levante y todo se repita como una macabra película de terror, de esas bien baratas y hollywodenses.
Anoche soñé, tuve un sueño raro pero en el fondo, no se por qué al levantarme me sentí diferente. Veía en mi sueño pesado que el proceso (yo soy de los `80) en la Argentina había terminado y que yo era joven y que la casa estaba en orden y que podía sentirme libre de nuevo y que podía volver a casa a tomar el café, leer el matutino, salir al laburo, volver a mi casa, reunirme con amigos, conversar un poco (ojo! ni de religión ni de política, no vaya a ser que alguien me demuestre que he vivido equivocada y que estoy razonando con mi materia gris del lado derecho y que estoy sintiendo con un sólo costado del corazón y que he estado juzgando a diferentes personas y personajes por el sólo hecho de haberme comido el discurso oficial... no! antes de eso, la regla de oro: de religión y de política, mejor no discutir)... entonces como te decía, ahi podré irme a mi cama, tener un buen polvo, mirar la tv, tomar la pastilla y disponerme a dormir.
Yo se lo que pasa, no soy tonta. Creo que es más fuerte mi instinto de supervivencia que me hace no pensar en esas cosas feas, dolorosas, impunes y corruptas. Yo se que tenemos la opción de mirar las cosas "desde acá" o "desde allá" -aunque algunos ni siquiera sepan que pueden elegir- y se también que si estoy donde estoy es porque yo hice todo para estar donde estoy (o no hice nada para no estarlo). Alguna vez recuerdo quién era María Soledad cuando veo a esa linda actriz de la novela, también lo recuerdo a Walter cuando escucho alguna canción de los redondos, también me acuerdo de la AMIA cuando veo Televisión Registrada y recuerdan esas imágenes. Cuando voy a la playa y veo esas carpas blancas para el sol se me viene a la mente las carpas de los docentes arraigadas durante días (o semanas, no se) pidiendo... emm mejores salarios supongo. Una vez fui a Mendoza y cuando conocí San Rafael me acordé que habían matado a un pibe ahí, estaba drogado y no se qué... creo que fueron los milicos..... A veces a mi casilla de mail me llegan cosas de una agrupación (no se si son políticos, estudiantes o algo así, pero son zurdos, seguro porque los mails tienen los nombres de esos pibes) y recuerdo a estos piqueteros que se murieron en el puente.
Hace poco, pasé por un colegio y los chicos festejando la llegada de la primavera se habían tirado bombitas de colores, por lo que vi una roja sobre esos guardapolvos blancos y me dio un escalofrío adentro... pensé en ese maestro del sur que mató creo que la policía también.
Bueno, es por esto que en esos feos momentos digo basta! Si al final Moria Casan tenía razón, mejor meterse cada uno en su auto polarizado y no mirar lo que pasa afuera (aunque yo no tengo auto) pero bueno, me encierro igual. Trabajo, miro la tele, me informo, hago la mia. En fin, lo importante es que no jodo a nadie.
Lo que en todo este tiempo no me he podido olvidar, es que ya hace un año que Jorge no vuelve. Era buen vecino, simpático, trabajador, tranquilo. Él la pasó mal y le creo porque lo conozco. Pobre viejo, no tuvo suficiente con una que le dieron dos. Los otros si serán tantos como dicen no se -en este país hay que dudar de todo- pero que Jorge era buena persona no te lo puedo negar. Por ahí lo extraño, veo su cara en la tele y me da "cosa" y ni te cuento cuando lo veo en esos afiches que llevan en las marchas... aparición con vida, ja, perdón no quise reirme sólo que la consigna me parece ridícula a esta altura. El viejo López hoy debe ser parte del mar ...
Y bueno por ahí si lo pienso bien... Uy! no, ya se ha hecho tarde otra vez :- y mi pastilla?, donde esta la roja-: Mmmm me parece que esta peli ya la vi... además me estoy por quedar dormida, siento tanto sueño hoy.... ya quiero dejar de pensar cosas raras que mañana hay que madrugar...............................
2 comentarios:
me parece muy real la descripción de este cuento? de esta crónica? de este repaso por cómo somos y que actitud tomamos los argentinos?
la verdad, confiezo haberme sentido dolida al leerlo, habian cosas que inevitablemente parece que las hubieses sacado de mi vida, maldita cronista! jajaja
gi, felicitaciones por haber sido tan dura con el tema de lopez... lo escribiste vos?
te quiero querida
jajaja, te ponés como anónimo y se quien sos! (no es dificil imaginarse: vecina que me usa la compu cuando no estoy, lee mi blog (o lo sabe hacer con PPP), deja comentarios que no me los dice en la cara y me hace contestarle por mail o por foro o etc... jaja
sí, tal vez se lee crudo pero te aseguro que es más cruda la realidad de lo que se lee. No me felicites "por haber sido tan dura", van a pensar que lo decís por ser mi amiga jajaja
lo escribí yo, enojada y triste, sin saber si es un cuento, una cronica o en qué género se ubica, tal vez en ninguno... la desesperacion y la soledad no tienen rango... por suerte estan las palabras para tratar de ponerle, una y mil veces, nombre a lo que nos pasa
te espero de vuelta
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